miércoles, 11 de noviembre de 2015

Relatos.

A veces me quedo callado

Resultado de imagen para Arquitecto mirando por la ventana de su edificio
Mamá y papá siempre decían que hablar, no debería de ser tan fácil. Cuando me salí de casa, me lo repitieron, pero yo estaba feliz porque ahora viviría solo.
El trece de diciembre me dijeron ¡no! No en todos los lugares en donde pedí trabajo. Es verdad que fui a algunos lugares donde el trabajo no tenía exactamente relación con lo que yo había estudiado, pero qué tan difícil podía ser hacer algo que no había hecho. Al día siguiente amanecí muy cansado, así que me quedé a descansar.
Quince de diciembre, salí a pasear con mis vecinos. Muy amables, pero me recordaron a mis padres cuando empezaron con sus consejos en cuanto les conté mi situación.
Después de eso, duré una semana buscando trabajo día con día y nada; querían pagarme una miseria. Luego, la llamada de mis padres. Dijeron que no iban a poder ayudarme económicamente por un tiempo. No lo podía creer, por qué no…soy hijo único. Pensé que estaban enojados porque desde que dejé la casa, no los había llamado ni una vez.
Busqué trabajo de nuevo durante tres días consecutivos. Con el dinero que me quedaba y mi situación, tuve que aceptar un empleo donde no me agradó lo que me pagarían.
Yo, un arquitecto profesional, esperaba otra cosa. Tuve que hacer de todo, hasta mezcla, me trajeron de mandadero.
En navidad estuve solo. Mis vecinos me invitaron a su casa, pero preferí llamar a mis amigos. Los contacté y me dijeron que ya tenían planes, irían a un baile de empleados, no quise ir, tenía muchas ampollas en las manos y el dolor de la espalda era muy incómodo, además; no me invitaron. Así que me bañé, y a ver películas.
Después de un mes conseguí un mejor empleo, al menos ahí no cargaba cosas tan pesadas. Iba bien, hasta que empezaron a pagarme lo que querían, y cuando ellos querían. Tres semanas aguanté ahí porque hasta entonces, encontré trabajo en una preparatoria cercana a mi casa. Nada que ver con el desgaste físico de los empleos anteriores. Pero pasados unos meses, llegó un conocido del director, y me despidieron.
Fue algo repentino, tenía apenas unos ahorros dado que mis sueldos anteriores eran, eran inconvenientes. Llamé a mis amigos, unos no tenían tiempo de contestar mi llamada; por el trabajo. Otros, sólo preguntaron cómo estaba, y algunos dijeron que me devolverían la llamada, pero eso no sucedió.
Pasaron dos semanas y no encontré nada. Afortunadamente, mi vecino me consiguió empleo en un restaurante. Qué haría yo en un restaurante, pero bueno. Sorpresa, después de tanto tiempo, tenía unos jefes muy pacientes y justos, y unos compañeros muy solidarios. Me enseñaron muchas cosas.
Después de un tiempo mi propio jefe me ayudó a conseguir algo relacionado conmigo. Actualmente sigo en eso trabajo, tengo un buen puesto; de arquitecto. Cuando recuerdo cómo llegué hasta aquí, también comprendo las palabras que mamá y papá siempre me decían. Les llamo muy frecuentemente.
                                                   Resultado de imagen para joven reflexionando en su oficina
                                                                                                                                            Jazmín Doval

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