miércoles, 18 de noviembre de 2015

EQUILIBRIO INMORTAL






CAPÍTULO 10
DECISIÓN


__ ¿Qué haces aquí?
No contestó. Comenzó a caminar sin mirarme, llegó a la sala y entonces se detuvo, observaba mi casa con extrañeza y curiosidad, yo sólo miraba su reacción, ¿Qué estaba haciendo aquí?, ¿Qué quería?, en ese momento aunque quería respuestas para mis preguntas lo único que quería era que se marchara ya que mi mamá no tardaría en llegar y si lo encontraba aquí me metería en problemas y no estaba dispuesta a dar explicaciones sobre algo que le resultaría irrelevante a cualquiera.
__ No tienes nada que hacer aquí. Márchate.
__ No deberías ser tan grosera con tus invitados. Deberías estar agradecida de que he venido hasta aquí.
__ Sólo vete.
Seguía sin mirarme, al parecer su curiosidad era mucho más grande de lo que imaginaba  pues no dejaba de miraras su alrededor. La puerta comenzó a abrirse, mi corazón empezó a latir rápidamente, miré a Subaru preocupada, no sabía qué hacer.
__ Sube por las escaleras y entra a la habitación de la derecha, espérame ahí.
Entró mi mamá, por fortuna Subaru se había ido.
__ La reunión tardó más de lo que esperaba, estoy cansada.
__ Entonces deberías ir a dormir ya.
Me esforzaba por mantener el tono de mi voz normal y no sonar nerviosa.
__ ¿Te quedaste en casa toda la tarde?
__ No, fui al cine con Liza y Mauricio; también me iba a dormir ya, pero pasé a la cocina por un poco de agua.
Comenzaba a convertirme en una maestra de las mentiras.
__ Entonces adelántate, ahora subo.
__ Bien, hasta mañana.
__ Que descanses.
Subí a mi habitación a toda prisa, Subaru se encontraba mirando los dibujos que tenía pegados en una de las paredes, al entrar se giró a mirarme, cerré la puerta y le coloqué el seguro; mi mamá nunca entraba a mi habitación sin antes tocar pero el hacerlo me daba más seguridad y confianza.
__ Creí que querías que me marchara.
__ Y lo harás sólo espera.
Me senté en la cama, miraba el reloj a cada minuto, sólo esperaba a que mi mamá apagara la luz del pasillo _ya que eso indicaba que una vez que entrara a su habitación no saldría de nuevo_ para sacarlo de mi casa.
__ ¿Por cuánto tiempo piensas evadirlo?
__ No estoy evadiendo nada, ya he dicho que no lo haré.
Comenzó a reírse descaradamente a tal grado que tuve que hacerle una señal para que se callara, de lo contrario mi mamá podría darse cuenta.
__ Eres tan ingenua, aun crees que tienes elección. Cuando hablaban de la sexta deidad pensé que nos encontraríamos con algo mucho mayor, peri tú sólo eres una chica con apariencia mundana, ni siquiera pienso que valgas la pena.
¿Quién se creía que era?, no iba a permitir que me hablara así en mi propia casa, me levanté y me acerqué a él.
__ Si eso es lo que piensas ¿qué estás haciendo aquí?, ¿a qué viniste?
Su rostro tenía una expresión de diversión, podría jurar que aunque no lo mostrara se reía por dentro.
__ ¿Tanto te molesta que haya venido?
__ ¿Los demás te mandaron?
__ Yo no recibo ordenes de nadie.
__ ¿Entonces?
Volvió a mirar los dibujos, paseó por toda la habitación y miró por la ventana, comenzaba a llover, los rayos anunciaban una gran tormenta y el viento soplaba fuertemente.
__ Sólo pasaba por aquí, te vi entrar en la casa y quise comprobar si eras tú.
__ Ya lo hiciste ahora vete.
__ ¿Por qué?, ¿acaso te da miedo estar a solas conmigo?
Comenzó a acercarse.
__ No te tengo miedo.
__ Deberías.
Fui hacia la puerta y la abrí. Él lo entendió, antes de cruzar la puerta se detuvo y me miró.
__Si crees que respetaran tu decisión estás muy equivocada, tienes hasta mañana para aceptar por tu voluntad o lo haremos por la fuerza, no seremos los únicos que llevaremos el peso de la responsabilidad.
Cruzó la puerta y desapareció. Seguí por el pasillo en su búsqueda, bajé las escaleras, revisé la cocina y la sala pero ya no estaba, se había ido. Regresé a mi habitación, el estruendo de los rayos y la lluvia hacían que me sobresaltara a cada momento, esa noche no pude dormir, llovió hasta que amaneció.
El día era frío, seguía lloviendo; salí de casa más temprano que de costumbre, era la primera vez que llegaba temprano a la escuela, entré al salón, aún no había llegado nadie, dejé mis cosas en la banca y fui a la cafetería, me senté en una de las mesas vacías, coloqué mis brazos sobre la mesa y recargue mi cabeza sobre ellos. ¿Cómo haré para alejar a esos chicos?, cerré los ojos y traté de no seguir pensando en ello.
__ Estás aquí.
Abrí los ojos, Mauricio estaba sentado a mi lado, me incorporé en mi lugar.
__ ¿Qué haces aquí?
-_ Entré al salón y vi tus cosas así que vine a buscarte, supuse que estarías aquí, tenía razón. ¿Pasa algo?
__ ¿Por qué lo preguntas?
__ Es bastante inusual que tú llegues temprano.
__ ¿Y qué hay de ti?, aún no comienzan las clases.
__ Tenía que entregar el material del equipo de tenis.
__ ¿Tan temprano?
__ El profesor no podía pasar más tarde.
Los chicos de la universidad tenían un equipo de tenis, Mauricio era el capitán del equipo, se tomaba muy enserio su cargo y era muy responsable.
__ ¿Jugarán pronto?
__ Así es, en el torneo. Espero que puedas venir.
__ ¿Cuándo será?
__ Dentro de dos semanas. Me gustaría que fueras a apoyarme.
__ Claro, no me lo perdería.
Comenzaron las clases y regresamos al salón, seguía lloviendo; durante todo el día lo único que hacía era pensar en una solución para el problema que enfrentaba, sino podía elegir al menos debía de haber otra solución, pero por más que me esforzaba no encontraba ninguna, ¿qué tan malo sería si aceptara?, después de todo, si no lo hago por elección harán que lo hago por obligación, aunque no estoy segura de que sea lo correcto y que lo que me han dicho sea del todo cierto.
A la salida encaminé a Liza a su trabajo, la lluvia no paraba, después de despedirnos fui a casa, en el transcurso del camino tomé la decisión, me desvié del camino y me dirigí hacia la casa donde me había visto con ellos la última vez, recorrí el  jardín y toqué la puerta, pasaron varios minutos antes de que abrieran, incluso llegué a pensar que no había nadie. Alema abrió la puerta, parecía muy sorprendido de verme, me invitó a pasar. La casa estaba muy silenciosa, no parecía haber nadie más.
__ ¿Necesitas algo?
__ Acepto.
__ ¿Cómo dices?
__ Sobre formar el círculo, acepto.
Me miró pensativo.
__ ¿Estás segura de lo que dices?
__ Porque no habría de estarlo, después de todo no tengo elección.
__ ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
__ Es la única manera de que me dejen en paz.
Sus labios formaron una media sonrisa y sus ojos denotaban una chispa de diversión, a diferencia de Subaru, Alem parecía ser agradable. Nicholas apareció en la estancia, no parecía sorprendido de verme.
__ ¿Qué haces aquí?
__ Vino a decirnos algo, ¿dónde están los demás?
__ No lo sé, no deben estar muy lejos.
__ Diles que está aquí.
Nicholas se marchó.
__ Estarán aquí pronto.
__ Bien.
Alem tenía razón, Nicholas y los demás llegaron minutos después, no parecían estar de buen humor. Nadie decía nada, sólo me miraban de una manera perturbadora; Gianmarco fue quien rompió el silencio.
__ ¿Y?, ¿qué es lo que tienes que decir?
__ Acepto completar el círculo.
__ Sabes que ya no habrá marcha atrás ¿cierto?
__ Lo sé.
__ Es lo mejor que pudiste hacer, no causarnos más problemas.
Eizan podía llegar a ser realmente duro cuando se lo proponía.
__ Nos encargaremos del resto.
Después de eso se marchó, los demás también se retiraron. Estaba a punto de salir de la casa pero la lluvia era realmente intensan, no llevaba conmigo nada para protegerme de la lluvia, me quedé parada en el umbral de la puerta esperando a que cesara un poco para poder marcharme.
__ Porque no te quedas en lo que se pasa.
Alem se encontraba detrás de mí, llevaba un periódico en la mano.
_- ¿Puedo?
Hizo un movimiento con la cabeza indicándome que entrara. 





GISELLE CARMONA

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