Karla Cristina Pérez Santana
Alicia en el país de las maravillas
Tim Burton demuestra una vez más porqué es uno de los
grandes directores del mundo
contemporáneo. Su alegórica y obscura visión del clásico de Lewis Carroll
Alicia en el país de las maravillas, producido por Disney, es una pequeña obra
en donde lo esencial no está puesto en los efectos sino en la construcción
corrosiva de una historia que va más allá de lo que se ve. Una crítica social a
un mundo cegado por la ambición y el poder.
Esta versión es una secuela de "Alicia en el País de
las Maravillas", la película de 1951 de los estudios Walt Disney, y no una
nueva versión del libro de Lewis Carroll. El personaje central ya no es una niña,
sino una adolescente de la época victoriana.
Se presenta a una Alicia adulta que regresa al
mundo de las maravillas, creyendo que no
es otra cosa, sino un sueño. Un sueño
que es el mismo por el que va a
transitar en todo el film. Se asemeja a
una pesadilla y que Tim Burton tiñe de
obscuridad, característica única del director. Encontramos diálogos irónicos,
plagados de comentarios ácidos y mordaces, que en muchos casos se contradicen
con el cuento. Habrá que estar muy
atento para entender el doble sentido que imprime cada dialogo.
La película es un compendio de personajes insólitos, tan extravagantes y divertidos. Juegos de
lógica, situaciones absurdas, y todo el simbolismo que
desprenden.
La Dirección Artística es el punto fuerte del film, creando
un mundo de ensueño, lleno en detalles
maravillosos. Lo mejor: Su surrealismo,
y una imaginación desbordante objetos encantadores, colores, efectos
tridimensionales e imágenes de un mundo irreal.
Tim Burton está presente en cada cuadro de la película, es
como si fuera otro personaje más. Su talento es reconocible en cualquier
detalle y se pueden pasar horas y horas disfrutando de su imaginación sin
llegar al centro de su inteligencia para descifrarla.
La película se rodó en 2D y posteriormente a través de un
proceso informático se pasó a 3D, según su director “Usamos acción real,
animación, decorados reales…” y justificó su decisión de cambiar a 3D a la
vista de que le satisfacía la calidad del resultado.
Alicia en el país de las maravillas siempre será una historia dichosa de ser
vista y admirada por la cantidad de contenido narrativo, filosófico y
psicológico que conlleva.
Por último y ya como curiosidad, Alicia no sólo se convirtió en un icono sino
que incluso dio nombre a una patología. La necropsia o síndrome de Alicia en el
País de las Maravillas es un trastorno neurológico que afecta la percepción
visual (el enfermo percibe los objetos más pequeños de lo que son en realidad y
al mismo tiempo le resultan lejanos).
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