miércoles, 11 de noviembre de 2015
Realidades alteradas
Never let me go: el motivo de la vida.
Zyanya Mejía
Una característica del ser humano es la mortalidad, y pensar en que la muerte es parte de la vida y no una imposición de ésta es un hecho que consterna a muchas personas, independientemente de la edad que tengan. Qué ocurre, entonces, cuando un individuo sabe que perecerá antes de “lo normal” y que por causas ajenas su vida será mucho más corta de lo que esperaba. Poder sobrellevarlo debe de ser algo completamente complicado que desencadena un sin fin de emociones que solo las personas que están en tal situación o los involucrados serían capaces de describir y, por el otro lado, habrá quienes estén conscientes de que es algo inminente por lo que prefieren priorizar otras cosas y no pensar en la muerte porque en realidad es algo por lo que todos pasaremos.
Sin embargo, durante décadas, la tecnología no solo se ha enfocado en hacer la vida humana más sencilla y confortable, sino que también se ha encargado de retrasar ese hecho inevitable que es la muerte. Usar la ciencia y las nuevas tecnologías en la experimentación con humanos, sean realidad o nada más que mitos algunas veces, es un acontecimiento que tuvo su mayor apogeo durante la Segunda Guerra Mundial donde encontramos personajes como Josef Mengele quien es conocido por su afición por los gemelos y sus intentos de trasplantes.
Dicho tópico no queda únicamente en la historia de la ciencia, también se ha trasladado a otros ámbitos, como a la literatura de ficción, y por dar un ejemplo está El Monstruo de Frankenstein. Dentro del cine podemos encontrar filmes historiográficos, documentales y nuevas historias que toman referencias o se basan en los experimentos humanos como The Human Centipede, Martyrs o The Experiment.
Muchas de las películas sobre tal tema suelen pertenecer al género “gore”, pero también existen otras en las que lo grotesco está ausente. Una de ellas es Never Let Me Go (basada en su novela homónima), un filme en el que el hecho de que las personas sean objeto de la ciencia queda en segundo plano y pone en primero el motivo de la vida. La trama gira en torno a Kathy, Ruth y Tommy quienes viven en un orfelinato fuera de lo común pues nadie irá por ellos en algún momento y vivirán con una familia feliz, de hecho no pueden salir de ahí a menos de que se los autoricen y bajo ciertas restricciones y todas las actividades son observadas y controladas por superiores. Aunque aparentemente la vida que tienen es “normal”, el objetivo de que estén ahí les es revelado desde pequeños y es que cuando cumplan la mayoría de edad y sus cuerpos estén preparados serán asignados a varios “posibles” a los que les donarán algunos de sus vitales hasta que su cuerpo no lo resista más.
Para suavizar un poco la crudeza de la historia hay rumores entre los internos que cuentan la posibilidad de retrasar el procedimiento y obtener algunos años más de vida, pero a fin de cuenta son solo rumores y el hecho de que tengan una prorroga no evitará su destino y la verdadera realidad de su existencia.
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