Impulso
Apenas han pasado tres semanas de que empecé a trabajar en un despacho contable. Sólo quince días de convivir con esas personas desconocidas.
El fin de semana hice un pequeño viaje a Guanajuato y compré algunos obsequios. Hoy, cuando salía de mi casa para dirigirme al trabajo, mi amigo de toda la vida y compañero de casa, al ver que llevaba cajas de regalo me preguntó para quién eran. Yo le contesté que se los llevaba a mis compañeros de trabajo, y a mi jefe. Él me dijo que no debería darles nada, que apenas los conocía, que sería una imprudencia, y que ni él que llevaba años en su trabajo les regalaría algo a sus compañeros.
Al llegar al despacho no me atreví a bajar los regalos del coche por lo que mi amigo me había comentado, así que simplemente entré al despacho como siempre; respondiendo a los saludos de todos, antes de que yo pudiera hacerlo primero.
Durante el transcurso del día, como ya es costumbre en mi vida, me pasaron muchas cosas, la verdad, como dicen por ahí, estoy salado.
Cuando iba a comer mi almuerzo me di cuenta de que por alguna razón no servía. Mi compañera de al lado lo notó, y muy amablemente me compartió de su comida. Muy rica por cierto.
Después del almuerzo mi jefe me pidió que le entregara unos balances que me había pedido desde varios días atrás, los cuales no había terminado porque mi inexperiencia me hacía ser todavía muy lento. Supongo que al ver mi cara, mi jefe lo sospechó, porque enseguida me dijo con una especie de sonrisa que me daría dos días más.
Yo muy avergonzado, porque si lo estaba, le agradecí y puse manos a la obra. El señor del cubículo de en frente, era un hombre ya mayor, y tenía mucha, muchísima experiencia, por lo tanto, terminaba muy rápido. Cuando me vio apurado en el trabajo, se me acercó y se ofreció a ayudarme, ya que él iba siempre muy al corriente con su parte. Gracias a su ayuda, pude terminar hoy mismo.
En este justo momento estoy en mi coche, a punto de partir a mi casa. Nada más que con el recuento del día de hoy, como siempre lo hago, he entendido por qué compré esos regalos, así que mañana mismo los entregaré. No importa que tenga poco tiempo de trabajar con esas personas.
Jazmín Doval
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