miércoles, 28 de octubre de 2015

EQUILIBRIO INMORTAL


CAPÍTULO  7
ROSTROS DESCONOCIDOS   

Mis dudas se fueron cuando él abrió la puerta. Me invitó a pasar; la casa era mucho más grande de lo que aparentaba, tenía un toque rustico y, a pesar de que estaba amueblada parecía que nunca se hubieran tocado ni movido ninguno de los muebles; cruzamos la sala en dirección a una habitación apartada.
__ Ven sígueme.
Seguimos por un pacillo no muy largo y llagamos a una habitación que se encontraba cerrada, dio vuelta a la perilla y abrió la puerta; desde donde me encontraba  podía ver un librero con gran cantidad de libros y una ventana que daba una vista hacia lo que parecía una patio trasero.
__ Entra.
Vacilé antes de entrar. La habitación era amplia, también tenía ese toque rustico que la hacía impresionante, a uno de los lados se encontraba un escritorio, el cual, estaba rodeado de una gran colección de libros y diversos sofás que, al igual que el resto de los muebles de la casa parecían nunca haberse usado; la habitación no estaba vacía; en su interior se encontraban cuatro chicos, entre ellos el tipo sarcástico de la noche anterior. El chico tras de mí cerró la puerta y se unió a los demás; ya no era uno ni dos, sino cinco. Me esforcé por no arrepentirme y no pensar en las consecuencias que esto podría traer; comenzaron a mirarse unos a otros.
__  Porque no tomas asiento.
Realmente se esforzaba por ser amable; si se hubiera acercado a mí de esta forma en lugar de perseguirme se hubiera evitado todo el acoso.
__ Estoy bien así.
__ Bien, como quieras.
No pude evitar recorrer con la mirada a todos los que se encontraban en la habitación; vestían de una forma similar y a pesar de que  cada uno de ellos era completamente diferente, tenían algo que los unía y los hacían característicos de alguna manera de tener lazos en común. Desde mi entrada en la estancia predominó el silencio y sólo se limitaban a mirarme como si fuera una especie criatura extraña nunca antes vista. El momento comenzaba a ponerse incomodo, así que tuve que romper el silencio.
__He venido; ahora quiero saberlo.
__ ¿Qué exactamente?

__ Todo. ¿Qué es eso del círculo cosmogónico? y, ¿qué tengo que ver yo en todo eso?
De todos los presentes, el único que contestaba a mis preguntas era el chico que había conocido desde el inicio, lo que me hacía pensar que era el único capaz de poder explicar lo que estaba ocurriendo.
__Y lo sabrás, todo a su debido tiempo; antes, debemos comprobar que en realidad no sabes nada del asunto, de lo contrario, pagarás por haberlo ocultado.
Creí haber dejado muy en claro mi falta de conocimiento sobre el asunto la última vez que nos vimos y mi gran interés por saberlo, pero al parecer no fue así.
__ ¿Cómo?
__ Descuida, no tienes de que preocuparte; no dolerá.
Buscó con la mirada a uno de los chicos y le hizo una señal; uno de ellos se acercó a mí, se colocó justo enfrente y me miró fijamente a  los ojos; retrocedí unos pasos hacia atrás por instinto, pero conforme retrocedí él avanzó de manera que no quedará distancia entre nosotros. Me tomó de la muñeca derecha y presionó, al hacerlo una punzada recorrió todo mi brazo e hizo que me retorciera de dolor.
__ Mírame.
 Levanté la vista y nuestras miradas se encontraron. Hubo un momento en el que dejé de sentir dolor, toda la habitación daba vueltas, mi vista comenzaba a nublarse y en un instante perdí el conocimiento.
Abrí los ojos, todo era borroso, me costaba mantener  los ojos abiertos así que los cerré con fuerza, los mantuve así hasta que mi vista mejoró.
__ Tus reacciones mundanas sí que están desarrolladas, deberás aprender a controlarlas si no quieres que te traigan problemas.
Aquella voz tan odiosa y familiar me hizo volver al momento. Me encontraba recostada sobre un sofá, intenté incorporarme al momento que mi cabeza dejó de dar vueltas; todos me miraban con gran interés.
__ ¿Qué pasó?
Volvió  hablar el primer chico.
__ Pasó que ya lo hemos comprobado.
Lo miré confusa; debió notar las mil preguntas que en ese momento invadían mi mente, ya que, hizo lo que pudo para tratar de contestar lo que yo aún no preguntaba.
__ Tenías razón, no sabes nada sobre nosotros y, tampoco tienes conocimiento alguno sobre el círculo; siento haberte asustado de tal manera, pero sabrás que no se puede confiar en cualquier persona.

Su disculpa no servía de nada ahora, ya no podía regresar el tiempo atrás y borrar el miedo que sentí en aquel momento, ni borrar de mi mente aquellos sucesos que me atormentaron durante días, como tampoco podrá quitar el miedo que siento ahora y sentiré siempre.
Traté de ponerme de pie, el dolor volvió a mi brazo y me hizo doblarme una vez más. El chico causante de ello habló ante mi reacción.
__ Lo siento, pero será mejor que permanezcas en el sofá, el dolor tardará en cesar. Si no fueras tan débil lo hubieras podido soportar.
Volví a sentarme, la punzada en mi brazo era realmente fuerte, apenas y podía soportarlo. Mi rostro mostraba muecas de dolor constantemente.
__ Quizá sí se me pasó la mano.
Intenté contener el dolor de mi brazo para poder hablar.
__ Eso quiere decir que puedo marcharme ya.
El primer chico volvió a tomar el control de la situación.
__ Que hayamos comprobado que dices la verdad no quiere decir que no seas tú a quien buscamos.
__ Ahora que saben que no sé nada sobre el asunto, ¿Qué relación podría tener yo con ustedes si ni siquiera los conozco?

__ Es por eso que estás aquí, para saberlo ¿no es cierto?; entonces, déjame que te revele el secreto que se te ha sido ocultado.




GISELLE CARMONA

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