CAPÍTULO 7
ROSTROS
DESCONOCIDOS
Mis
dudas se fueron cuando él abrió la puerta. Me invitó a pasar; la casa era mucho
más grande de lo que aparentaba, tenía un toque rustico y, a pesar de que
estaba amueblada parecía que nunca se hubieran tocado ni movido ninguno de los
muebles; cruzamos la sala en dirección a una habitación apartada.
__
Ven sígueme.
Seguimos
por un pacillo no muy largo y llagamos a una habitación que se encontraba
cerrada, dio vuelta a la perilla y abrió la puerta; desde donde me encontraba podía ver un librero con gran cantidad de
libros y una ventana que daba una vista hacia lo que parecía una patio trasero.
__
Entra.
Vacilé
antes de entrar. La habitación era amplia, también tenía ese toque rustico que
la hacía impresionante, a uno de los lados se encontraba un escritorio, el
cual, estaba rodeado de una gran colección de libros y diversos sofás que, al
igual que el resto de los muebles de la casa parecían nunca haberse usado; la
habitación no estaba vacía; en su interior se encontraban cuatro chicos, entre
ellos el tipo sarcástico de la noche anterior. El chico tras de mí cerró la
puerta y se unió a los demás; ya no era uno ni dos, sino cinco. Me esforcé por
no arrepentirme y no pensar en las consecuencias que esto podría traer; comenzaron
a mirarse unos a otros.
__ Porque no tomas asiento.
Realmente
se esforzaba por ser amable; si se hubiera acercado a mí de esta forma en lugar
de perseguirme se hubiera evitado todo el acoso.
__
Estoy bien así.
__
Bien, como quieras.
No
pude evitar recorrer con la mirada a todos los que se encontraban en la
habitación; vestían de una forma similar y a pesar de que cada uno de ellos era completamente
diferente, tenían algo que los unía y los hacían característicos de alguna
manera de tener lazos en común. Desde mi entrada en la estancia predominó el
silencio y sólo se limitaban a mirarme como si fuera una especie criatura
extraña nunca antes vista. El momento comenzaba a ponerse incomodo, así que
tuve que romper el silencio.
__He
venido; ahora quiero saberlo.
__
¿Qué exactamente?
__
Todo. ¿Qué es eso del círculo cosmogónico? y, ¿qué tengo que ver yo en todo
eso?
De
todos los presentes, el único que contestaba a mis preguntas era el chico que
había conocido desde el inicio, lo que me hacía pensar que era el único capaz
de poder explicar lo que estaba ocurriendo.
__Y
lo sabrás, todo a su debido tiempo; antes, debemos comprobar que en realidad no
sabes nada del asunto, de lo contrario, pagarás por haberlo ocultado.
Creí
haber dejado muy en claro mi falta de conocimiento sobre el asunto la última
vez que nos vimos y mi gran interés por saberlo, pero al parecer no fue así.
__
¿Cómo?
__
Descuida, no tienes de que preocuparte; no dolerá.
Buscó
con la mirada a uno de los chicos y le hizo una señal; uno de ellos se acercó a
mí, se colocó justo enfrente y me miró fijamente a los ojos; retrocedí unos pasos hacia atrás
por instinto, pero conforme retrocedí él avanzó de manera que no quedará
distancia entre nosotros. Me tomó de la muñeca derecha y presionó, al hacerlo
una punzada recorrió todo mi brazo e hizo que me retorciera de dolor.
__
Mírame.
Levanté la vista y nuestras miradas se
encontraron. Hubo un momento en el que dejé de sentir dolor, toda la habitación
daba vueltas, mi vista comenzaba a nublarse y en un instante perdí el
conocimiento.
Abrí
los ojos, todo era borroso, me costaba mantener
los ojos abiertos así que los cerré con fuerza, los mantuve así hasta
que mi vista mejoró.
__
Tus reacciones mundanas sí que están desarrolladas, deberás aprender a
controlarlas si no quieres que te traigan problemas.
Aquella
voz tan odiosa y familiar me hizo volver al momento. Me encontraba recostada
sobre un sofá, intenté incorporarme al momento que mi cabeza dejó de dar
vueltas; todos me miraban con gran interés.
__
¿Qué pasó?
Volvió hablar el primer chico.
__
Pasó que ya lo hemos comprobado.
Lo
miré confusa; debió notar las mil preguntas que en ese momento invadían mi
mente, ya que, hizo lo que pudo para tratar de contestar lo que yo aún no
preguntaba.
__
Tenías razón, no sabes nada sobre nosotros y, tampoco tienes conocimiento
alguno sobre el círculo; siento haberte asustado de tal manera, pero sabrás que
no se puede confiar en cualquier persona.
Su
disculpa no servía de nada ahora, ya no podía regresar el tiempo atrás y borrar
el miedo que sentí en aquel momento, ni borrar de mi mente aquellos sucesos que
me atormentaron durante días, como tampoco podrá quitar el miedo que siento
ahora y sentiré siempre.
Traté
de ponerme de pie, el dolor volvió a mi brazo y me hizo doblarme una vez más.
El chico causante de ello habló ante mi reacción.
__
Lo siento, pero será mejor que permanezcas en el sofá, el dolor tardará en
cesar. Si no fueras tan débil lo hubieras podido soportar.
Volví
a sentarme, la punzada en mi brazo era realmente fuerte, apenas y podía
soportarlo. Mi rostro mostraba muecas de dolor constantemente.
__
Quizá sí se me pasó la mano.
Intenté
contener el dolor de mi brazo para poder hablar.
__
Eso quiere decir que puedo marcharme ya.
El
primer chico volvió a tomar el control de la situación.
__
Que hayamos comprobado que dices la verdad no quiere decir que no seas tú a
quien buscamos.
__
Ahora que saben que no sé nada sobre el asunto, ¿Qué relación podría tener yo
con ustedes si ni siquiera los conozco?
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