CAPÍTULO 6
MENTE EN BLANCO
No sabía que decir,
en realidad ni siquiera sabía de qué me estaba hablando.
__No sé de qué me hablas.
__ Hacerte la
inocente en estos momentos no te ayudara, sabemos que eres tú así trates de
negarlo.
El mido que en un principio
me había invadido ahora se desvanecía dejando en su lugar confusión y
curiosidad.
__ No lo estoy
negando, en realidad no sé de qué…
Me había olvidado de
la presencia del otro chico.
__ ¿Por qué tratas de
ocultar lo que eres?, ¿acaso creíste que podrías vivir en el mundo de los
humanos sin asumir tu realidad, sin que nadie supiera quién eres? __ hizo un
gesto de burla__, siento arruinar tus
planes pero eso no funciona, no para nosotros.
__ ¿Nosotros?
Miré confundida a
ambos. El chico que me acorralaba se apartó de mí, tal vez se dio cuenta que mi
miedo hacia ellos se había ido y no trataría de escapar. Dejó de intimidarme
con su voz y trató de ser amable.
__ Supongamos que
dices la verdad y no sabes el motivo por cual estamos aquí, siendo así, ¿Cómo
explicas el hecho de poseer uno de los símbolos del circulo cosmogónico?
Sujetó mi brazo
derecho y recorrió la manga de mi blusa hasta dejar al descubierto el
antebrazo, señaló la marca que tenía junto en el centro y me miró.
__ Es una marca de
nacimiento.
__ A parte de ti,
¿quién más de tu familia la tiene?
__ Soy la única.
__ ¿Por qué crees que
es así?
No entendía a dónde
quería llegar, pero ahora tenía un gran interés por saberlo.
__ Eso no prueba
nada.
__ Te equivocas, lo
prueba todo, esa es la razón por la que estamos aquí.
__ ¿Y qué es lo que
prueba?
Cruzaron miradas
antes de contestarme. El mismo chico se me acercó y me entrego un papel con una
dirección escrita en él.
__ Mañana, después
del mediodía. Te estaremos esperando.
__ Esperándome, ¿Quiénes?
__ Si lo quieres
saber acudirás.
Dieron media vuelta y
se alejaron.
Regresé a casa a toda
prisa, ya era demasiado tarde y no quería preocupar a mamá; el camino se me
hizo corto a pesar de que me encontraba un poco lejos. Entré a casa y lo primero
que hice fue dirigirme al sofá y tirarme encima, forzaba a mi mente a no
recordar lo sucedido, pero era mucho más difícil de lo que creí; subí las escaleras hasta mi habitación, antes
de entrar pasé a la habitación de mi mamá para avisar que ya estaba en casa.
__ ¿Estás ocupada?
__ No, pasa.
Me acerqué y me senté
a un lado de ella en la cama; estaba viendo un programa de televisión.
__ ¿Acabas de llegar?
__ Sí.
__ ¿Liza y su mamá si
te trajeron hasta casa?
__ Sí, lo hicieron.
Desde hace algún
tiempo las mentiras habían comenzado a formar parte de mi vida aunque no me
gustara,
__ ¿Ya cenaste?
__ Sí, hace poco baje
a la cocina por un poco de chocolate y galletas. ¿Y tú?
__ También. Liza y yo
compramos algo en el centro comercial.
__ ¿Compraron mucho?
__ Sí, vaya que Liza
compró.
__ Me da gusto que se
hayan divertido.
Me levanté de la
cama, le dirigí una sonrisa y me despedí.
__ Me iré a dormir,
hasta mañana.
__ Hasta mañana.
Entré a mi
habitación, dejé las bolsas de las compras en mi escritorio y me arrojé a la
cama, cerré los ojos y traté de poner mi mente en blanco.
Desperté con dolor de
mejilla. Me incorporé sobre la cama y me di cuenta que llevaba la misma ropa
del día anterior, en mi cama se encontraban algunos de los cuadernos con los
que había estado trabajando anteriormente, el dolor de mi mejilla probablemente
se debía a ellos. Miré el reloj que se encontraba en el buró de alado, casi
eran las díez; era fin de semana así que no me apresuré. Después de tomar un
baño y cambiarme bajé a la cocina a desayunar, mi mamá ya se había ido al
trabajo; preparé cereal con leche y un tomé un poco de jugo, al terminar lavé
los pocos trastes que utilicé y regresé a mi habitación. Estaba desordenada y
ya que no tenía nada mejor que hacer comencé a limpiar, tomé el chaleco que
había usado el día anterior para colgarlo en el closet, cuanto lo levanté de la
cama algo calló de él, era un pedazo de papel con una dirección escrita; en ese
momento mis recuerdos me llevaron a lo sucedido la noche anterior, no había
sido un sueño, era real y esto lo probaba.
Me senté en la cama y comencé a pensar sobre ello, ¿debería ir?, si mi
memoria no me fallaba, me habían dicho que me estarían esperando después del
mediodía, miré el reloj, eran las 11:30.
No tenía nada que
perder, después de todo mi curiosidad e interés eran mucho más grandes que el
miedo que pudiera producirme el hecho de encontrarme con aquellos tipos. Salí
de casa y me dirigí hacia la dirección que tenía en mis manos; el día era
nublado y con poco viento, no había indicios de que pudiera llover pronto.
Tarde un poco en encontrar el lugar al que me dirigía y una vez que llegué me
di cuenta de que no se encontraba muy lejos como pensaba.
La dirección
pertenecía a una casa que se encontraba en una de las colonias menos concurridas
de la ciudad, especialmente la calle donde se encontraba dicha casa estaba casi
deshabitada, la mayor parte del lugar estaba rodeada por espacios vacíos con
hierba que crecía salvajemente. Dudé por unos segundos que fuera la dirección
correcta pero sólo había una forma de saberlo, me acerqué a la puerta de la
entrada; la casa tenía un gran jardín enfrente el cual estaba cercado por una
baya y de la cual la puerta se encontraba abierta. Recorrí el jardín hasta
llegar a la puerta principal, cerré los ojos, respire profundo y llamé a la
puerta. El chico que me había estado siguiendo abrió.
__ Creí que no
vendrías. Llegas tarde.
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