viernes, 23 de octubre de 2015

EQUILIBRIO INMORTAL


CAPÍTULO  6
MENTE EN BLANCO

No sabía que decir, en realidad ni siquiera sabía de qué me estaba hablando.
 __No sé de qué me hablas.
__ Hacerte la inocente en estos momentos no te ayudara, sabemos que eres tú así trates de negarlo.
El mido que en un principio me había invadido ahora se desvanecía dejando en su lugar confusión y curiosidad.
__ No lo estoy negando, en realidad no sé de qué…
Me había olvidado de la presencia del otro chico.
__ ¿Por qué tratas de ocultar lo que eres?, ¿acaso creíste que podrías vivir en el mundo de los humanos sin asumir tu realidad, sin que nadie supiera quién eres? __ hizo un gesto de burla__,   siento arruinar tus planes pero eso no funciona, no para nosotros.
__ ¿Nosotros?
Miré confundida a ambos. El chico que me acorralaba se apartó de mí, tal vez se dio cuenta que mi miedo hacia ellos se había ido y no trataría de escapar. Dejó de intimidarme con su voz y trató de ser amable.
__ Supongamos que dices la verdad y no sabes el motivo por cual estamos aquí, siendo así, ¿Cómo explicas el hecho de poseer uno de los símbolos del circulo cosmogónico?
Sujetó mi brazo derecho y recorrió la manga de mi blusa hasta dejar al descubierto el antebrazo, señaló la marca que tenía junto en el centro y me miró.
__ Es una marca de nacimiento.
__ A parte de ti, ¿quién más de tu familia la tiene?
__ Soy la única.
__ ¿Por qué crees que es así?
No entendía a dónde quería llegar, pero ahora tenía un gran interés por saberlo.
__ Eso no prueba nada.
__ Te equivocas, lo prueba todo, esa es la razón por la que estamos aquí.


__ ¿Y qué es lo que prueba?
Cruzaron miradas antes de contestarme. El mismo chico se me acercó y me entrego un papel con una dirección escrita en él.
__ Mañana, después del mediodía. Te estaremos esperando.
__ Esperándome, ¿Quiénes?
__ Si lo quieres saber acudirás.
Dieron media vuelta y se alejaron.
Regresé a casa a toda prisa, ya era demasiado tarde y no quería preocupar a mamá; el camino se me hizo corto a pesar de que me encontraba un poco lejos. Entré a casa y lo primero que hice fue dirigirme al sofá y tirarme encima, forzaba a mi mente a no recordar lo sucedido, pero era mucho más difícil de lo que creí;  subí las escaleras hasta mi habitación, antes de entrar pasé a la habitación de mi mamá para avisar que ya estaba en casa.
__ ¿Estás ocupada?
__ No, pasa.
Me acerqué y me senté a un lado de ella en la cama; estaba viendo un programa de televisión.
__ ¿Acabas de llegar?
__ Sí.
__ ¿Liza y su mamá si te trajeron hasta casa?
__ Sí, lo hicieron.
Desde hace algún tiempo las mentiras habían comenzado a formar parte de mi vida aunque no me gustara,
__ ¿Ya cenaste?
__ Sí, hace poco baje a la cocina por un poco de chocolate y galletas. ¿Y tú?
__ También. Liza y yo compramos algo en el centro comercial.
__ ¿Compraron mucho?
__ Sí, vaya que Liza compró.
__ Me da gusto que se hayan divertido.
Me levanté de la cama, le dirigí una sonrisa y me despedí.
__ Me iré a dormir, hasta mañana.
__ Hasta mañana.

Entré a mi habitación, dejé las bolsas de las compras en mi escritorio y me arrojé a la cama, cerré los ojos y traté de poner mi mente en blanco.
Desperté con dolor de mejilla. Me incorporé sobre la cama y me di cuenta que llevaba la misma ropa del día anterior, en mi cama se encontraban algunos de los cuadernos con los que había estado trabajando anteriormente, el dolor de mi mejilla probablemente se debía a ellos. Miré el reloj que se encontraba en el buró de alado, casi eran las díez; era fin de semana así que no me apresuré. Después de tomar un baño y cambiarme bajé a la cocina a desayunar, mi mamá ya se había ido al trabajo; preparé cereal con leche y un tomé un poco de jugo, al terminar lavé los pocos trastes que utilicé y regresé a mi habitación. Estaba desordenada y ya que no tenía nada mejor que hacer comencé a limpiar, tomé el chaleco que había usado el día anterior para colgarlo en el closet, cuanto lo levanté de la cama algo calló de él, era un pedazo de papel con una dirección escrita; en ese momento mis recuerdos me llevaron a lo sucedido la noche anterior, no había sido un sueño, era real y esto lo probaba.  Me senté en la cama y comencé a pensar sobre ello, ¿debería ir?, si mi memoria no me fallaba, me habían dicho que me estarían esperando después del mediodía, miré el reloj, eran las 11:30.
No tenía nada que perder, después de todo mi curiosidad e interés eran mucho más grandes que el miedo que pudiera producirme el hecho de encontrarme con aquellos tipos. Salí de casa y me dirigí hacia la dirección que tenía en mis manos; el día era nublado y con poco viento, no había indicios de que pudiera llover pronto. Tarde un poco en encontrar el lugar al que me dirigía y una vez que llegué me di cuenta de que no se encontraba muy lejos como pensaba.
La dirección pertenecía a una casa que se encontraba en una de las colonias menos concurridas de la ciudad, especialmente la calle donde se encontraba dicha casa estaba casi deshabitada, la mayor parte del lugar estaba rodeada por espacios vacíos con hierba que crecía salvajemente. Dudé por unos segundos que fuera la dirección correcta pero sólo había una forma de saberlo, me acerqué a la puerta de la entrada; la casa tenía un gran jardín enfrente el cual estaba cercado por una baya y de la cual la puerta se encontraba abierta. Recorrí el jardín hasta llegar a la puerta principal, cerré los ojos, respire profundo y llamé a la puerta. El chico que me había estado siguiendo abrió.

__ Creí que no vendrías. Llegas tarde.


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